jueves, 26 de abril de 2012

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Disfunciones Sexuales


                  Síndrome De l Deseo Sexual Hipoactivo

                         

    El síndrome de deseo sexual hipoactivo se caracteriza por una disminución o desaparición de la experiencia subjetiva del deseo sexual. En la mayoría de los casos, es el mismo paciente el que identifica la modificación de la forma en la que el deseo sexual aparecía previamente. En algunos pacientes, sin embargo, es necesario identificar otras manifestaciones del deseo como son los pensamientos sexuales, la búsqueda de actividad sexual y las fantasías sexuales.

Frecuencia:
 
       El síndrome de deseo hipoactivo es una de las quejas mas frecuentes en la clínica de los problemas sexuales. Una estimación de la prevalencia en la población general norteamericana realizada por Nathan en 1986 la ubica entre el 1 a 15 % para hombres y del 1 al 35 % para mujeres.

Diagnostico:

    El síndrome de deseo sexual hipoactivo requiere de una evaluación integral de los aspectos médicos y psicológicos que pueden estar determinándolo. La historia del trastorno así como una evaluación sexual completa y la realización de una historia clínica medica y psiquiátrica usualmente orientan la intervención terapéutica en forma eficiente. En general, un síndrome que es selectivo, es decir, que aparece sólo en circunstancias específicas como con una pareja o bajo condiciones de consolidación de la relación, apunta a la problemática psicológica.

Síndrome De Anorgasmia Femenina


       La ausencia de orgasmos es el dato cardinal del síndrome de anorgasmia femenina. Sin embargo, a diferencia de otros síndromes de disfunción sexual, las circunstancias en las que el orgasmo se ausenta tienen mucho mayor importancia para la comprensión clínica del síndrome que, muy probablemente, solamente tenga como factor común la ausencia o dificultad en el orgasmo. 
Diversos investigadores han documentado la relativa ineficiencia del coito para producir orgasmo, cuando se compara con la estimulación directa (manual o por otras técnicas) al clítoris, otros se han ocupado de desarrollar técnicas coitales que incrementen la posibilidad de que la mujer tenga orgasmos en el coito. Algunos autores han salido de este problema evitando hacer el diagnóstico de anorgasmia secundaria selectiva al coito a menos que la mujer en cuestión este interesada en modificar su vivencia erótica.

Frecuencia:



       La frecuencia del síndrome de anorgasmia femenina ha sido objeto de muchos debates. Existen algunos estimados de la prevalencia del problema para la población norteamericana: Nathan estima la prevalencia de un 5 al 30 %, Kinsey encontró que hacia los 30-40 años de edad, el 10% de sus entrevistadas nunca había tenido un orgasmo.

Tratamiento:


     El tratamiento de la anorgasmia es complicado porque toca muchos aspectos de la historia, identidad, genero, represión sexual, una educación con culpas frente a la sexualidad, información, erotismo y el afecto, especialmente el símbolo de lograr el orgasmo es en cada mujer diferente y muy frecuentemente se relaciona con baja autoestima, poco conocimiento de su cuerpo y sus sensaciones, miedo a la experiencia sexual, miedo a lo desconocido, con frecuencia el temor a perder el control, la locura de sentir, “demasiado”, de que les guste mucho y se conviertan en mujeres “malas” de esas que si les gusta la sexualidad, que” no puedan controlar sus excitaciones y deseos,” el no darse permiso a disfrutar el placer, en fin las historias particulares son básicas en el desarrollo psico-sexual de cada una de las mujeres u hombres es por ello que el tratamiento tiene una secuencia, aunque como cada caso es particular no hay una sola respuesta.

Síndrome De Vaginismo







         El vaginismo es un síndrome que se caracteriza por la contractura involuntaria, de manera recurrente o persistente, de los músculos perineales del tercio externo de la vagina en el momento que se intenta la penetración, el introito vaginal se cierra literalmente de golpe, hasta el punto en que es imposible el acto sexual, la contractura puede ser desde ligera (produciendo rigidez y malestar) hasta intensa (impidiendo la penetración).



       En algunas mujeres sólo la idea de la penetración vaginal puede producir un espasmo muscular; por lo que en ocasiones las pacientes con vaginismo suelen ser también fóbicas al coito y a la penetración en la vagina (tampones, espéculos, dedos). Esta evitación fóbica hace que los intentos del coito sean desagradables y dolorosos. De ahí que el vaginismo sea una causa de matrimonios no consumados incluso después de muchos años y de infertilidad.

Diagnóstico:

     Se basa en la descripción que hace la paciente de su encuentro sexual, donde manifiesta el fracaso que presenta en la relación sexual cuando su pareja intenta la penetración vaginal. Esta situación puede ser confundida en el momento de la exploración pélvica. Usualmente estas mujeres están tensas y temerosas; sus molestias, evitaciones y tensiones se intensifican al ser colocadas en posición ginecológica para corroborar o descartar el diagnóstico.

Tratamiento:

    Anteriormente y aún hasta nuestros días se sigue utilizando la cirugía como técnica para intentar corregir el vaginismo; sin embargo, no existe la indicación específica que justifique el abordaje quirúrgico, dado que con la intervención no se modifican los patrones de contractura muscular involuntaria. Actualmente se recomienda una terapia sexual donde se identifiquen los conflictos psicológicos que pueden estar involucrados en la presentación del síndrome. Así como la elaboración de técnicas específicas de desensibilización para eliminar la contractura.

   

Síndrome De Evitación Sexual y Trastorno Por Angustia Sexual




          El punto central es esta disfunción es la evitación activa del contacto sexual con la pareja y la aparición de una reacción que puede ir desde una ansiedad moderada y una ausencia de placer hasta un malestar psicológico extremo ante la posibilidad de un encuentro erótico. Estos síndromes se han designado de distintas formas: evitación fóbica, aversión sexual y fobia sexual. 


Y este trastorno lo definen como un malestar extremo, persistente o recurrente y la evitación de todos, o casi todos, los contactos sexuales genitales con la pareja sexual.   


Síntomas y Trastornos Asociados:




      Existen individuos con formas graves de este trastorno que, ante una situación de tipo sexual, pueden sufrir crisis de angustia, con ansiedad extrema, terrores, desmayos, náuseas, palpitaciones, mareos y dificultades para respirar. Las relaciones interpersonales pueden estar gravemente afectadas. Estas personas pueden evitar situaciones de tipo sexual mediante diversas estrategias algunos ejemplos podrían ser: acostándose pronto, viajando, descuidando su habitus extremo, abusando de sustancias o volcándose excesivamente en actitudes laborales o sociales entre otras.





Diagnostico:

      Es importante evaluar integralmente a los pacientes, que descartar que los síntomas de ansiedad o pánico (temblores, palpitación, dificultades en la respiración, mareos, etc.) no corresponden a manifestaciones de otras alteraciones médicas tales como hipoglucemia, arritmias cardiacas, hipertiroidismo, abuso de estimulantes del SNC o supresión de éstos.


Tratamiento:

      Es importante la identificación del proceso patológico que presenta la evitación sexual a través de un diagnóstico integral. Cuando la presencia de síntomas ansiosos obstaculiza el trabajo psicoterapéutico y en otros casos se diagnostica un trastorno de ansiedad concomitante es importante el uso de psicofármacos, de acuerdo a la evaluación de las características del caso se recomienda utilizar antidepresivos tricíclicos o inhibidores de la recaptura de serotonina, así como algunas benzodiacepinas. La medicación permitirá quitar los síntomas que molestan al paciente y que bloquean el abordaje de conflictos psicológicos profundos y los procesos de desensibilización a través de técnicas sexuales específicas.